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Este relato
autobiográfico tiene mucho más valor que el simple interés literario o
dramático, pues una vez consumido es un proverbial grito de libertad: liberador
del autor que lo escribe al volcar en él sus miedos, iras, frustraciones y
esperanzas, liberador para aquél que lo lee al sentir y conocer de primera mano
la lucha por una libertad colectiva e individual como suya propia. Además, como
fresco histórico resulta revelador, mil veces más recomendable que cualquier
manual de Historia de España que se precie.
El hecho de
fondo, el que articula toda la obra, es la guerra civil española, aun cuando
ésta no aparece delante del lector, brutal y descorazonadora, hasta el último
volumen. Los dos primeros describen y reviven las décadas iniciales del siglo
XX en España, pero detrás de cada capítulo vemos la premonición de una guerra
absurda y fatal, quizás como todas. El conductor de este viaje es el propio
autor que nos relata su vida desde la infancia, aunque lo que vemos, olemos y
sentimos a través de sus ojos es la
España del momento, los fenómenos que tuvieron lugar, los
procesos históricos que se desarrollaban. Todo a través de las vivencias del
protagonista, de sus experiencias vitales que nos descubren la España rural con sus
miserias y sus luces, la educación clasista y paternalista en manos de la Iglesia , la rigidez
familiar y social, la ciudad y Madrid, los conflictos políticos y de clases, el
activismo y los movimientos sociales y políticos inconformistas, etc. Son
tantos los temas que perderíamos el sentido. Arturo Barea nos los muestra con
crudeza, toda la realidad de la época a nuestro alcance. De niño vive con sus
tíos, él bueno en el fondo, ella una remilgada aburguesada, mientras su madre,
sola en el mundo, revienta lavando en el río para ofrecer a sus hijos algún
futuro esperanzador. Barea estudia con los jesuitas y parece que su futuro está
asegurado hacia una buena situación social y económica bajo el paraguas de sus
tíos y gracias a su inteligencia rápida y viva. Sin embargo, la muerte de su
tío precipita los acontecimientos al asistir como espectador a la codicia de
los familiares y la ruindad de su tía que pretende separarlo de una madre que
sacrifica su amor maternal. El protagonista está forjando su rebeldía y es en
ese instante cuando comienza a dar síntomas al rechazar la protección de su
tía, reclamar su independencia dejando el colegio y poniéndose a trabajar
tempranamente. Su inteligencia y el aprovechamiento de los estudios le llevan a
realizar trabajos de clase media, hasta que entra en un banco como
“chupatintas” de cuello duro que esconde su miseria enfundándose un traje.
Madura y conociendo la realidad de su barrio, del trabajo, de su ciudad, de su
país, va adquiriendo una conciencia social que le hace aproximarse a la
izquierda del momento. El devenir del país le conduce a la guerra entablada en
Marruecos donde pasará tres años como observador participante de una infamia,
con la corruptela de los militares, las miserias de los soldados y la
mezquindad de los políticos de fondo. En su estancia en Marruecos será cada vez
más consciente de los problemas de España y de la necesidad de un cambio que dé
protagonismo al pueblo, a los oprimidos, pero sin sectarismos o peleas
absurdas. Sin embargo el cambio llegará de la mano de un general, Primo de
Rivera, que no suscitará cambio alguno que satisfaga las esperanzas de Arturo.
Por el contrario, todo se encamina hacia el desastre. Aunque la llegada de la República suscita los
mejores deseos del protagonista, pronto será consciente de los conflictos que
se plantean. Vivirá estos años como trabajador acomodado en una oficina de
patentes, aburrido de su matrimonio y con una amante que no va más allá de una
distracción. El rumbo del país así como su vida sentimental y profesional le
disgustan y en éstas llegará una guerra que supondrá una verdadera catarsis
personal. A través de sus vivencias en la guerra, sobre todo como censor de la
prensa en el Madrid sitiado, además de sus breves estancias en la retaguardia,
nos imbuiremos una vez más en las miserias y las bondades de un país y sus
gentes. Conoceremos la peor cara del conflicto, los bombardeos, los asesinatos
indiscriminados y arbitrarios en los dos bandos, lo codicia y las ansias de
poder, pero también la mejor, la hermandad de los combatientes, la solidaridad,
la generosidad y el amor, en este caso a través del propio Arturo que lo encuentra
en la austríaca Ilsa. Pero la guerra, las batallas internas en el bando
republicano, la ruindad de alguno de sus superiores y los bombardeos continuos,
hacen mella en el protagonista y le enferman hasta el límite, haciéndolo
incómodo para sus superiores como censor de la prensa y la radio donde comienza
a sentirse como escritor a través de sus charlas. La única solución que se les
presenta a ambos es salir del país, repudiados y mal vistos por su relación.
Cruzan la frontera y viven una temporada en París donde conocen el hambre y el
rechazo de un sector del país que contempla la posibilidad de una nueva guerra
mundial. Allí van sabiendo de la mala marcha de la guerra para la República y Arturo
escribe el libro que tenemos entre las manos. Por fin, hastiados de su
situación, deciden emigrar a Inglaterra.
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Existe serie de televisión producida en sus tiempos por Televisión Española y dirigida por Mario Camus. Me entero tarde, no la he visto nunca, creo que hace no mucho aún la emitieron en La 2, ya habrá tiempo.. (y me lo creo).
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