Tengo en mis manos un denario de Vespasiano,
bello ejemplar del año 69 d.C. Me llama la atención en el anverso de la moneda
el promontorio que se eleva a partir del busto laureado del emperador Vespasiano. Constato también el
realismo y naturalismo del arte romano, algo me suena a la escultura funeraria
etrusca; el emperador mirando a derechas nos muestra un perfil no muy delicado
de nariz aguileña y frente abombada, no obstante, su figura augusta prevalece
tocado con la corona de laurel. La leyenda del anverso reza IMP CAESAR
VESPASIANUS AUG, confirmándonos el poder alcanzado por los emperadores romanos
en esta época desde Julio
César y Augusto. Vespasiano,
elevado al trono imperial en este mismo año 69 d.C. por las legiones de Oriente
tras una etapa de inestabilidad y guerra civil, confiere una nueva dimensión al
título imperial, tomando a la vez todos los poderes imperiales y redundando en
su divinidad. Este emperador, no en vano, inició una nueva dinastía imperial,
la de los Flavios, que puso fin a la turbulenta etapa final de los
Julio-Claudios (baste mencionar a Calígula
y Nerón, quizás este último demasiado vilipendiado fuera de los círculos no
históricos). Su principado se caracterizó "por la coherencia, el buen
sentido y el apego la realidad", asoció a sus hijos con el poder
(destacó Tito) y sustentó su autoridad en el apoyo prestado a los caballeros
frente a la vieja y acomodada aristocracia senatorial, además del protagonismo
otorgado a las provincias frente a la península itálica (sobre todo Hispania,
de la que procederán posteriores emperadores como Trajano y Adriano).
El denario es un fiel reflejo del momento histórico, el año 69 en
el que Vespasiano inicia su reinado concentrando todo el
poder, incluidas las prerrogativas que todavía residían en el Senado, poniendo fin a la apariencia de época augusta de una monarquía con forma republicanas. El
reverso muestra a las claras, como el anverso que nos presenta a la nueva
autoridad, las intenciones del emperador flavio: aparece la paz sentada a la izquierda
portando caduceo y rama de olivo, un mensaje de la paz que trae el nuevo
emperador tras un año en el que se sucedieron cuatro emperadores apoyados por
las legiones, el Senado o las provincias. La rama de olivo que aparece en esta
prístina alegoría es de evidente significado, al igual que el caduceo,
originario de la mitología griega en la que este báculo fue entregado por Febo
Apolo a Hermes, el mensajero de los dioses. Supongo que Vespasiano envía un
mensaje de paz, pero una paz cimentada en su absoluta e indiscutida autoridad.
De ahí la leyenda del anverso que hace referencia al imperium maius, concedido por el senado consulto
conocido como Lex de imperio
Vespasiani, y la leyenda del reverso que refleja sus poderes sagrados (pontifex
maximus) y su poder sobre el pueblo (tribunicia potestas)
acogiéndose a la fórmula PON MAX TR P, añadiendo COS V, es decir, durante su
quinto consulado.
Esta pieza de plata refulgente, aun habiendo perdido su forma original,
conserva todo el esplendor. Nos habla del pasado imperial de la antigua Roma, de
sus costumbres inmemoriales en las que Occidente a propuesto basar gran parte
de su ascendencia sobre el mundo. Ella es la que me ha permitido de nuevo
recordar, volver a repasar viejos manuales, como el orondo "Manual de Historia
Universal" de Historia 16 en su tomo número dos dedicado a la Historia
Antigua y elaborado en un trabajo coral por Jaime
Alvar, Domingo Plácido, Fe Bajo y Julio Mangas.
Por cierto, qué Vespasiano fue el artífice del Coliseo de Roma o
también llamado Coliseo Flavio, aunque le sobró tiempo para algo más, pero eso
lo dejo para otro rato (puede que nunca).
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