domingo, 8 de septiembre de 2013

Denario de Vespasiano

Tengo en mis manos un denario de Vespasiano, bello ejemplar del año 69 d.C. Me llama la atención en el anverso de la moneda el promontorio que se eleva a partir del busto laureado del emperador Vespasiano. Constato también el realismo y naturalismo del arte romano, algo me suena a la escultura funeraria etrusca; el emperador mirando a derechas nos muestra un perfil no muy delicado de nariz aguileña y frente abombada, no obstante, su figura augusta prevalece tocado con la corona de laurel. La leyenda del anverso reza IMP CAESAR VESPASIANUS AUG, confirmándonos el poder alcanzado por los emperadores romanos en esta época desde Julio César y Augusto. Vespasiano, elevado al trono imperial en este mismo año 69 d.C. por las legiones de Oriente tras una etapa de inestabilidad y guerra civil, confiere una nueva dimensión al título imperial, tomando a la vez todos los poderes imperiales y redundando en su divinidad. Este emperador, no en vano, inició una nueva dinastía imperial, la de los Flavios, que puso fin a la turbulenta etapa final de los Julio-Claudios (baste mencionar a Calígula y Nerón, quizás este último demasiado vilipendiado fuera de los círculos no históricos). Su principado se caracterizó "por la coherencia, el buen sentido y el apego  la realidad", asoció a sus hijos con el poder (destacó Tito) y sustentó su autoridad en el apoyo prestado a los caballeros frente a la vieja y acomodada aristocracia senatorial, además del protagonismo otorgado a las provincias frente a la península itálica (sobre todo Hispania, de la que procederán posteriores emperadores como Trajano y Adriano).
El denario es un fiel reflejo del momento histórico, el año 69 en el que Vespasiano inicia su reinado concentrando todo el poder, incluidas las prerrogativas que todavía residían en el Senado, poniendo fin a la apariencia de época augusta de una monarquía con forma republicanas. El reverso muestra a las claras, como el anverso que nos presenta a la nueva autoridad, las intenciones del emperador flavio: aparece la paz sentada a la izquierda portando caduceo y rama de olivo, un mensaje de la paz que trae el nuevo emperador tras un año en el que se sucedieron cuatro emperadores apoyados por las legiones, el Senado o las provincias. La rama de olivo que aparece en esta prístina alegoría es de evidente significado, al igual que el caduceo, originario de la mitología griega en la que este báculo fue entregado por Febo Apolo a Hermes, el mensajero de los dioses. Supongo que Vespasiano envía un mensaje de paz, pero una paz cimentada en su absoluta e indiscutida autoridad. De ahí la leyenda del anverso que hace referencia al imperium maius, concedido por el senado consulto conocido como Lex de imperio Vespasiani, y la leyenda del reverso que refleja sus poderes sagrados (pontifex maximus) y su poder sobre el pueblo (tribunicia potestas) acogiéndose a la fórmula PON MAX TR P, añadiendo COS V, es decir, durante su quinto consulado.
Esta pieza de plata refulgente, aun habiendo perdido su forma original, conserva todo el esplendor. Nos habla del pasado imperial de la antigua Roma, de sus costumbres inmemoriales en las que Occidente a propuesto basar gran parte de su ascendencia sobre el mundo. Ella es la que me ha permitido de nuevo recordar, volver a repasar viejos manuales, como el orondo "Manual de Historia Universal" de Historia 16 en su tomo número dos dedicado a la Historia Antigua y elaborado en un trabajo coral por Jaime Alvar, Domingo Plácido, Fe Bajo y Julio Mangas.

Por cierto, qué Vespasiano fue el artífice del Coliseo de Roma o también llamado Coliseo Flavio, aunque le sobró tiempo para algo más, pero eso lo dejo para otro rato (puede que nunca).

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